La
primera vez que escuché sobre esto fue una investigación que se había realizado
en España con adultos en dónde se descubrió que la mayoría que de pequeños
habían sido alimentados con leche de fórmula habían desarrollado problemas
respiratorios, en especial el mencionado asma, que cada vez más personas
padecemos por este y otros asuntos que la agravan. Ahora como mamá este tema me
interesa más porque mi hijo ama la leche, de pequeño lo amamante por un tiempo,
después vino la fórmula y ahora la “bendita” leche de caja llena de nutrimentos
especiales para niños de hasta 3 años, pero resulta, y como ya mencioné con cada
vez más estudios de respaldo, que no es así en absoluto y como dijera el Dr. Keshava
Bhat, "La leche de la cabra es para
el cabrito, la leche de burra para el burrito, la leche de vaca para el
ternerito y la leche de la madre es para el bebito” y entonces una vez que tu
hijo está listo para destetarse no es imperativo que se sigan buscando opciones
de otras leches, tu leche fue suficiente, para proveerle mientras lo necesitó,
de los nutrientes que requiere para su desarrollo, y de allí es la tarea el
proporcionarle alimentos ricos en nutrientes combinados en vegetales, frutas y,
si no es el caso de ser vegetariano, las
carnes.
Creo que es un tema que
aún tiene mucho que debatirse y sobre todo que estar más a la luz, porque
tenemos toda una campaña de años en dónde a las mamás, especialmente, se nos ha
hecho creer que darle leche a nuestros hijos es lo mejor que podemos hacer para
ayudarlos a su desarrollo.
El Catedrático de la
Universidad Panamericana de Puerto Rico, Joaquín Velázquez Álvarez, dentro de
su artículo “Leche Materna vs Leche de Fórmula”, despliega los siguientes 10
puntos que considera importantes:
1. Desde el punto de vista de la nutrición ninguna
leche es un alimento apropiado ni para niños ni para adultos. Solo
los lactantes necesitan leche materna.
2. Usar la leche como fuente de proteína es
despreciar las fuentes naturales, porque el laboratorio humano (las
madres) producen leche con suficiente proteína a partir de su sangre, que
a su vez fue producida por el organismo.
3. La leche de vaca contiene 2 veces más proteína
que la leche materna. Este excedente no lo utiliza el organismo del bebé.
4. La leche produce flema, la que reduce el poder
digestivo de la boca del estomago y los intestinos, al tiempo que origina
catarros y asma.
5. La leche influye negativamente sobre la
capacidad de transmutación del organismo, lo que a la larga producirá una
construcción alérgica.
6. La leche dificulta el desarrollo del cerebro.
7. La leche aumenta la cantidad de grasa y
colesterol y colesterol del cuerpo, lo que produce un incremento en al
presión arterial y de arteriosclerósis.
8. La leche de vaca produce una masa dura y
voluminosa de cuajada, al mezclarse con los jugos digestivos; presentando
problemas digestivos.
9. La leche de vaca contiene en 300 militros, 14
gramos de proteína. La misma cantidad de leche materna contiene 3 gramos
(esta es la cantidad que ingiere un niño de cinco meses). El exceso
de proteína hará trabajar al doble los riñones y el hígado, transformada
en amoníaco, está en albumina y esta a su vez en urea, creando
deshidratación intracelular por ser estos tóxicos eliminados a través de
la orina.
10. El lactante aprovecha el 100% de las proteínas
de la leche materna y solo el 50% de la leche de vaca y el otro
excedente creará los problemas mencionados arriba.
En lo personal creo que este tipo
de cuestiones deben, sino alarmarnos, servirnos de “llamada de atención” para
no dar todo el crédito que hasta la fecha se le da a la leche sobre el correcto
desarrollo de nuestros pequeños, creo que pocas personas difieren del hecho de
que la leche materna es lo mejor que podemos dar a nuestros hijos cuando están
en su periodo de lactancia, por su
composición y también por el vínculo que se crea entre las mamás y sus bebés. Y
una vez que han pasado dicha etapa debemos avocarnos a ofrecerles una variedad
rica de alimentos sin dejar caer toda “responsabilidad” en un solo producto,
como en esta caso es la bendita leche. Además si esto fuera poco, que no lo es,
amamantar ayuda a perder el peso ganado durante el embarazo mucho más
rápidamente y ayuda a las mamis que llegan a sufrir la depresión postparto a
superarla con mayor facilidad. Entonces pongámonos las pilas y amamantemos
quienes aún están en esta etapa y quienes ya salimos pues descubramos con
nuestros pequeños otro mundo lleno de sabores que combinar y que nos ayudarán
definitivamente a criar chiquitos sanos y llenos de energía.